Sábado 17/1272011

Estoy harto de arengas y discursos en los que la mentira que no se enuncia es la única verdad contenida, donde el gesto, si es que se percibe, está desprovisto de cualquier significado.

Lejos de mi país desde hace poco más de tres meses, hoy como cada mañana de sábado, sabedor de mi posterior frustración y rabia, sigo un programa informativo que nuestra cadena internacional dedica a la Europa Comunitaria y a lo que en su Lonja se cuece en políticas insociales y al mundo de los mercados que, como hasta ahora se ha visto y aún se ve, son quienes nos gobiernan, marcando el ritmo de latidos de su corazón en permanente crisis, sangrado por las sangüijuelas que le aplican sus bancos.

La Europa Unida y su proyecto democrático ha degenerado en Monarquía Mercantil Absoluta regentada por la Canciller de Alemania y el Delfín de Francia. El resto de dignatarios y magistrados son simples damas y peones que se arrastran conspirando por el tablero de Europa, siempre vigilados por sus dos grandes torres con sus viejos elefantes custodios: el Banco Central Europeo y el Fondo monetario Internacional.

En la Lonja de esa Europa, hoy sus dignatarios encendía una antorcha por la  paz, tras haber premiado el valor de los héroes de la Primavera Árabe unos días antes, indiferentes ante las protestas de las juventudes del mundo que toman calles y plazas reclamando un nuevo Sistema más ecológico y justo. Las juventudes sirias y egipcias son masacradas en sus calles ante la aparente indiferencia de las naciones ricas del mundo - yo creo más bien ante su complacencia y probable contubernio.

.Áfríca, y no solo su cuerno, muere de hambre y la ayuda humanitaria ha desaparecido de los cinco continentes. La ONU no consigue que que se reafirme el compromiso de Kioto. Un nuevo aplazamiento al deterioro del mundo mientras la desforestación y las lluvias anegan países como Filipinas y Tailandia, entre otros.

Hoy, tras un desayuno  de rigor, nuestros dirigentes y parlamentarios europeos, se ha limitado a encender unas velas por la paz. ¿Irónico, no?